Mi miedo no eres tú, soy yo.
Tocas el timbre de mi casa las 11 de la noche, salgo muy nerviosa, te saludo e invento que tengo sueño. El típico mecanismo de defensa de toda mujer que está nerviosa.
¿Por qué tengo miedo? ¿Por qué me da miedo ver tus fotos y sonreír?
1. Me da miedo sentir mariposas en el estómago.
2. Me da miedo pasarla tan bien a tu lado.
3. Me da miedo ver una llamada entrante que dice tu nombre, porque no sé cómo hablarte por ese medio.
4. Me da miedo que me gustes tanto.
5. Me da miedo estar confundida.
Todo eso que me da miedo, ¡me encanta! Pero no puedo avanzar. Tengo mucho miedo. Entonces, pasan los días, me haces sentir segura. Mantenemos todo en “secreto”, pero gritándolo al mundo. Mis amigos me dicen “año nuevo, chico nuevo”, pero no es la idea.
¿Qué pasó con mi tiempo a solas? ¿Qué pasó con mis planes de soltera este año? No puedes cerrarte las puertas de esa manera.
Siempre he sido de una romántica empedernida, de las que buscan su alma gemela en cualquier sitio, pero aprendí a estar sola y amarme primero a mí, segundo a mí y tercero a mí. Igual, yo te digo algo muy cierto, amiga mía: no puedes evitar lo que simplemente ha llegado a ti.
Mi miedo más grande es no estar a la altura de la situación, es una mezcla de sentimientos. Mi miedo más grande soy yo, pero, ¿sabes? ¡Estoy lista! Estoy lista para probarme una vez más a mí misma, aprender, arriesgar y ganar.
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